En mi trayectoria como coach de directivos, curiosamente he podido darme cuenta que muchas de las personas que llegan a puestos de alta responsabilidad no han tenido la posibilidad de desarrollar su inteligencia emocional a lo largo de su carrera profesional y personal, y eso frecuentemente tiene un gran impacto en la relación que mantienen con sus equipos y también en el entorno que les rodea.
Algunos te dicen: “Bueno, la vida ya te enseña” A lo que mi respuesta siempre es la misma: “Sí, claro, y las víctimas que provocas a lo largo de tu aprendizaje, ¿qué?”.
Las víctimas son sus equipos, sus assistants, sus parejas, sus hijos.
Por eso es tan importante ser consciente cuanto antes de esta carencia, y trabajarla en profundidad.
La inteligencia emocional tiene que ser tu gran baza, no tiene que ser tu problema. Tiene que ser aquello por lo que puedas diferenciarte y que te permita obtener mejores resultados con un menor desgaste emocional. Mejores resultados a menor coste.
En definitiva, es la pieza que te convierte en mejor líder y mejor persona.
Desde el Coaching, es posible trabajar en profundidad el desarrollo de estas competencias emocionales que te convertirán en un líder más completo, inspirador y valorado.
Y tú, ¿has tenido alguna experiencia con algún líder que podría haberse beneficiado de realizar un proceso de coaching para desarrollar su inteligencia emocional? ¿Qué hubiera pasado si lo hubiera hecho?