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Me gustaría compartir con vosotros un mail que me ha enviado uno de mis coachees, un ingeniero colombiano al que tuve el placer de acompañar recientemente como coach – con su previa autorización, por supuesto. Este ingeniero trabaja en una fantástica empresa donde, desde hace dos años, estoy haciendo procesos de coaching con el Equipo Directivo, promovido por su CEO, una persona a quien admiro, respeto y aprecio profundamente, y que entiende que el desarrollo de su equipo es la prioridad.
Es verdad que mis coachees terminan los procesos muy satisfechos con los resultados obtenidos, pero no es tan frecuente recibir feedbacks tan especiales como éste, y por eso, con el permiso de mi coachee, he querido compartirlo aquí.
“A pesar de haber recibido una educación lasallista durante mi infancia y juventud, y de provenir de una familia con una firme fe católica, solo me había confesado una vez: cuando hice la primera comunión. Así que lo más parecido a una confesión que he hecho, han sido mis sesiones contigo.
Tal vez Colombia tiene una exuberancia de flora y fauna digna de un paraíso terrenal, pero España tiene una belleza de trato y de carácter en sus gentes que resulta conmovedora y de la que en mi opinión, y en los años que llevo viviendo aquí, tú eres una de sus mayores exponentes.
Gracias por escuchar durante todas estas horas mis reflexiones y por haberme acompañado durante estas sesiones en recorrer estos caminos sinuosos pero maravillosos que son la psique y el espíritu humano.
Seguramente en algún momento nos volveremos a ver o coincidir… a fin de cuentas trabajamos en huertos parecidos: yo soy arquitecto de software, y tú eres arquitecta de vidas.
Gracias por cada minuto.”
Feedbacks como éste me hacen sentir inmensamente agradecida por poder dedicar mi vida a esta profesión, totalmente alineada con mi Vocación y mi Propósito.